Rebelión de los bodegueros de Jerez ante la invasión de molinos y “espejos” 

[Rebellion of the winemakers of Jerez against the invasion of “mills and mirrors”]

El corazón del vino de Jerez, la comarca del Marco, está en pie de guerra por la proliferación de proyectos de energías renovables que llevan años alterando la zona y amenazan con destruir para siempre un paisaje con alto valor económico y ecológico: así lo denuncian los bodegueros, apoyados por hosteleros, asociaciones y vecinos. Los productores están viendo como un paisaje de viñedos “milenario” y una de las rutas del vino más visitadas de España se está llenando de aerogeneradores y placas solares.

“El paisaje vitivinícola del Marco de Jerez es un bien patrimonial con valor agrario y cultural, que ha sido heredado debido a la adaptación del hombre al espacio a lo largo del tiempo (…), un paisaje singular y único” que conjuga aspectos “económicos, agrícolas, arquitectónicos” y “culturales”, afirma un manifiesto “de protección del paisaje de viñedos del marco de Jerez” respaldado por productores y otros representantes de la sociedad jerezana. En él no se nombra ni la eólica ni la fotovoltaica pero sí se reclama “buscar las fórmulas legales para impedir la implantación de instalaciones y actividades económicas ajenas a las tradicionales del territorio, que propicien su pérdida de identidad y que causen un efecto negativo en el paisaje y en las actividades que se desarrollan en él”.

César Saldaña, presidente del Consejo Regulador de Jerez, destaca en declaraciones a LD que está habiendo en la región “una proliferación inusitada de parques solares y eólicos” de una forma “bastante desordenada”. Señala que no están en contra de las renovables, pero afirma que la “descarbonización” no puede ser “a costa de un crecimiento que ponga en riesgo otras actividades económicas” y “a costa de un patrimonio colectivo, que forma parte de nuestra identidad como territorio como es el paisaje de los viñedos”.

Saldaña recalca que quieren defender un “paisaje tradicional” que tiene, “literalmente, miles de años de historia”: cuenta que hay referencias de alguno pagos que han sido viñedos desde hace dos mil años en una zona que tiene en Jerez su capital pero que abarca ocho municipios más.

El bodeguero destaca, además, el daño que se está haciendo al intento de su sector de fomentar la oferta enoturística, cada vez más importante en la región: “El turismo del vino en el Marco de Jerez es una actividad muy importante, con un enorme potencial” pero “choca frontalmente con este tipo de instalaciones”.

Un “sálvese quien pueda”

Sólo el término municipal de Jerez cuenta con doce parques eólicos y tres macro plantas solares, una de ellas de 90 MW, según datos de la Agencia Andaluza de la Energía, a los que habría que sumar las plantas de menos de 10 MW y los proyectos en tramitación. “Tener Jerez rodeado de espejos y molinos no es lo más conveniente”, insiste Saldaña, que pide “orden” y buscar territorios donde sean menos “dañinos”. “Nos da la sensación de que esto es un sálvese quien pueda, que todo vale”, explica, que “en cualquier lugar puede hacerse” si los promotores encuentran terrenos disponibles. Y hay que tener en cuenta tanto el daño turístico y paisajístico como también el perjuicio a la actividad agrícola.

Saldaña cuenta cómo el sector está unido en esta batalla (una de sus últimas acciones ha sido llevar ante la Fiscalía un proyecto de parque eólico por incumplir la normativa) y subraya cómo entre los bodegueros españoles es un clamor que se proteja el entorno de los viñedos. La viña, el suelo, destaca, no es sólo la producción, “sino la rentabilidad que un viticultor puede sacar del desarrollo enoturístico”.

Según el presidente del Consejo Regulador, la zona recibía casi 600.000 “enoturistas” antes de la pandemia. El interés, señala, es que los turistas no lleguen sólo a pueblos y ciudades sino que también se queden en el “ámbito rural”. “Pero no va a ser posible si lo llenan de espejos”, insiste Saldaña, que cuenta cómo se están instalando campos solares en zonas que antes eran viñedos: su sector, como el de la agricultura en general, se enfrenta a problemas como el relevo generacional y las ofertas para poner un huerto solar pueden convertirse en “pan para uno y hambre para muchos”.

Desde el sector reclaman “figuras de protección del paisaje aplicables a nivel local, provincial, autonómico, nacional e internacional” para preservar el uso agrario y turístico de las zonas protegidas. Denuncian que hay territorios que están protegidos y aun así se están colocando este tipo de instalaciones. Piden una “planificación sensible” y que se “cumpla la ley”.

Desde el PP de Jerez han reclamado a la alcaldesa socialista una modificación del Plan General de Ordenación Urbana que deje de “arrinconar” el viñedo y de “allanar el terreno” a las plantas fotovoltaicas.
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